viernes, 18 de septiembre de 2009

Common baby light my fire

Hace unos domingos era un domingo de sueño, descanso que fue interrumpido por la llamada artística de mi amigo Tony tipo canción de los Doors, digna de su estirpe, estaba junto a Miguelito Castillo. Cuando "acordé" ya iba rumbo al centro en un taxi con los personajes, hicimos una parada en la farmacia y nos dimos cuenta de que se estaba quemando la Samán, el edificio ubicado frente al Museo Municipal diagonal al Hotel Continental. Llamamos del celular a los bomberos y en cuestión de minutos se armó el relajo. Don Miguelito se metió en el edificio porque “el había sido bombero en los sesentas y lo más importante era refrescar los sitios vecinos”, seguro en alguna novelas que no ha publicado.
Tres camiones del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil se apilaron en esa esquina, el incendio era en un 4to piso y empezaron a sacar las mangueras, el agua y la presión alcanzó para el conato en la alcantarilla. La gente les empezó a decir cosas como: “ese chorro no me alcanza ni para la paja”, “Cantinflas apagaba mas rápido”. Por eso me parece tan insulsa esa propaganda de televisión que les sacan, cual bomberos de alguna metrópoli, porque en esta ciudad- pueblo se apagó solo.

Hace ya unos años coincidí con uno de los jefes aniñados, no preciso cual, en un curso de TOEFL, llegaba siempre con sirena prendida. Nos hicimos amigos hasta que se quedó el examen y ya me cayó un poco buche y pluma.

Y, es que la misión cuando se la encomienda con mucha fe para de encender o apagar con un llamado de emergencia, no siempre resulta.




Las fotos y el chorro, son para un chiste agrio.

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