Mira y aprende

Un país como Japón tiene muchas cosas para envidiar. No habìa pensado que podríamos compartir algo mas que cierta similitud en la comida; el sushi se parece al caldo de salchicha, ya que lo rellenan con arroz.

Resulta que debido a la crisis, los ricos también lloran y los japoneses quieren aprender a hacer relajo. Me sorprendiò el artìculo de la revista siete dìas del Comercio, en el que el reportero cuenta con algunos testimonios la necesidad que hoy tiene la poblaciòn joven para exigir sus derechos en las calles.

Se me ocurre que los nuevos rebeldes japoneses deben hacer una solicitud a la embajada de Ecuador para que les envìe algunos catedràticos del Colegio Mejìa. Una buena cuadrilla con especialistas en cada rama: dos para que enseñen la tècnica de lanzar piedras y tres que impartan un mòdulo de insultar a la policìa hasta que se les salga el demonio.

Serìa esta una forma de complacer a la prensa, que siempre tilda a los del colegio de arma-pito. Ya por allà los comenzaron a molestar a los pobres, diciendo que disque lo ùnico que buscan es aburguesarse y que no tienen motivos.

Los amigos nipones encontraràn su camino silencioso, acorde con los patrones culturales. Para demostrar que mientras exista la humanidad existirà quièn necesita decir algo en la calle y lo podamos entender todos aunque sea al otro lado del mundo.

Debo manifestar que a mis serranos nadie les gana, ni bien comienzan las clases y ya cerraron las calles. Lo que pedían era justo y ya se los concedieron.