sábado, 24 de enero de 2009

Las Brujas de Eastwick

Esta ciudad. En la que uno puede comprarse una película, que viene en una canasta. Los estrenos siempre llegan tarde, o en el momento que nos da la gana.

Estan vendiendo cerezas por todas partes.

No resistí la tentación al final del día. Así que a las 8 pm. en 9 de octubre y García Avilés compre una libra por $1.50 y era cuestión de llegar a la casa, para comenzar a imaginar que mientras yo comía las mías, en algún lugar tengo también una Felicia para que las vomite.

2 comentarios:

  1. Veo que sigues con el rollo dual :-) Compóngase, prima, a mí me da que si consigues ser la misma que vomita las cerezas que se comió, es mejor que la otra ande vomitando unas cerezas sin conexión con las que su cuerpo descompone hasta sus más elementales partículas.

    Por cierto, olvidé decirte que me leí en el avión de vuelta el libro de nuestro Houllebecq. Solo puedo decir: palabrita del Niño Jesús.

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  2. Ja. Chuta, pero es que tengo como mil, si solo fuera una, sería a vaca y además todas son yo misma.

    Besos, que bueno que no me abandonas.

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