martes, 6 de enero de 2009

Jurar en vano

El apareció en el ascensor, había estado escondido, los de su especie tiene vida corta, esta vez no había temor y si bien estaba segura de su partida, sabía que siempre me quedaría algo, para algún barato placer. Esta vez no fue suficiente.

He declarado y jurado ante los notarios públicos de esta ciudad algunas veces en el ú
ltimo año, desde que, en mi corta edad, pasé a formar involuntariamente parte de esa comunidad de la vida adulta, hasta me han fotografiado, en la de la Dra. Romolerux, me tomaron una, de la que nunca tuve copia, creo que el objetivo era obtener otro elemento para no poder negar que estaba otorgando un poder general, de 15 dólares en ese entonces, con recuerdo incluido.

Hace un mes visite otra con número romano indeterminado (debido a mi falsa mala memoria selectiva a los trámites varios) para declarar en copy-paste alguna cosa de las que seguro hay una secreta y larga lista, que espero no tener tan larga vida para conocer. El paraje del que hablo queda en 9 de octubre y Los Ríos, el susto fueron 19 dólares, durante la pronta espera mi acompañante y yo competíamos el uno con el otro sobre cuanto habíamos viajado, la ganadora fue la gran galería intercontinental del señor notario (nunca supe su nombre), al final la recomiendo como para llevar a un hombre, no hay muchas secretarias y el pequeño concurso puede entretener.

Cuando llegue a la notaría del Dr. Pérez Pimentel saqué mi billete de 20 dólares en el ascensor, pensando, como siempre, en contra del sentido común del mundo, porque esperaba el vuelto, para comprar algo barato, como aquella camiseta en la que lograron un buen color púrpura , o algo para la sed; terminé pensando que no sueño bien por las noches y continúo en el día. Es esta la notaría de mi padre, amigo del “dueño”, en mi casa cada quien tiene la suya, hace un tiempo la declaración juramentada me costó 14 dólares, misma que hoy costaba 25 dólares, ha pasado un año.

¿Cómo se hace para presupuestar el tour y los souvenirs ?, mis aumentativos pensamientos no me llegan tan lejos, de cuanto en cuanto, declarar y jurar, o lo que sea, va tomando valor, si lo que hacen es como los trabajos malos, de las malas clases de la universidad y peor , porque aquí no hay que cambiar ni la carátula, ni el tipo de letra, sólo los nombres y el número de cédula. Estoy segura que los notarios tienen otras actividades, o hay una parte ciega en este oficio, una edad media sin tiempo.


Las notarías deberían aprender de las telefónicas y ofrecer algún plan tarifario, prepago, así por lo menos la tarjeta se va consumiendo y uno sigue hablando, algún anestésico de estos puede funcionar, por ejemplo de existir esto, feliz me compraría una tarjeta de socio de alguna de las del centro, por el sector y otros atractivos que valen la promoción, por lo menos para diversificar y alejarnos del motivo por el que se producen las muertes prematuras de billetes de pocas calles de vida: la necesidad de estos documentos.

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