lunes, 26 de octubre de 2009

Like a Virgin


El mercado intenta hacernos felices a todos, bien porque necesitamos huir de la realidad o bien porque necesitamos estar en ella, producción y consumo son dos elementos claves y no están aislados. Los seres humanos se organizan y en esta organización se construyen determinadas relaciones.
La producción a veces organiza la división social del trabajo, las tareas en función del sexo han ocultado muchas veces el trabajo de las mujeres, en la medicina, en la economía, grandes aportes se desconocen y otras bien se conocen.
Los artistas pueden ser parte del entramado, en cuanto son trabajadores, pueden ser propietarios o no de medio de fabricación y engendran sus mercancías. Entonces en la superestructura está en las instituciones y la música es una actividad expresiva y comercializada.


Madonna, debutó en los ochentas con los escándalos fabulosos y es desde esta época en que no ha dejado de cantar en sus discos rebeldía, esa forma de contestar en las propias líneas y mantenerse. Recuerdo una entrevista en la que el periodista muy canchero le dice:

Entonces, ¿Es usted una mujer frívola? Ella le contesta que una mujer frívola no produce, ni tiene la disciplina para hacerlo en esa forma. En la web hay otras tantas.

Al verla hoy, sin dificultad uno puede darse cuenta que la aplanadora del mercado no la guardó en el prototipo de diva excepcional, ha salvado las leyes, sorprende a cada rato con un modelo que se puede parecer al de cualquier trabajador -si no fuera porque tiene 50 años- todavía entrega un show impecable. Tiene sus hijos, se divorcia y se vuelve a casar, denuncia al marido por falto de atención (poca difusión dieron los noticieros a ésta queja), en ella la humanidad femenina -reclamar afecto- es esta una condición olvidada. Generamos riqueza, bienestar, pero sobre todo vida y la vida solo es vida con afecto.

La diva tampoco ha sucumbido al frenético mundo de los artistas, donde se vive sin saber lo que se vive. Madonna es una mujer común con un irremediable talento, dudo que lleve ella alguna constitución genética para resistir a lo mismo que ha devastado a otras: Britney, Amy Whitenhouse, Lindsay Lohan, todas en la triste esfera de una toxicomanía. Las que tendrían que hacer las nuevas lecturas, sucumben con facilidad. Las cantantes que menciono tienen mi edad ( no digo generación, porque la sola palabra colectiva me trae urticaria) y solo han producido y dado muestras de que aquella admirada estampa es vulnerable.

Le pregunté a Lupe Garcìa porque suceden estas cosas. Pregunté con afán teórico y con curiosidad amarillista. Me contestó y me dejo con envidia y desolación. Ellas, las de 50, tienen algo que nosotras nunca tendremos.

Nuestra ìdola, ya lo dije post. En esta foto hermosa con Sean Penn
.



PD: Mi amiga psicoloca Rina Campos introdujo la medida conductista de llamar a nuestras madres con un nombre y un apellido para darles todo el honor que merecen : Gina Reyes, Raquel Segura, de esa generación roble.

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