jueves, 9 de abril de 2009

Ali Baba y los 40

Viejo parque y Juan parquero
Sol calor y sombrero
De noche mosquito y luna
Que del mar quieren entrar
Clava dentro en Española
Se oye el rumor de las olas.

Héctor Napolitano.


¿Qué es un guardaparque?
Ayer intentaron hablar de esa profesión, a la que yo puedo decirle raza, especie propia y abundante en nuestro atesorado archipiélago.

Un guardaparque es un hombre de campo, que después de vivir en las islas por años el Parque Nacional Galápagos decide reclutar y hacer de ese trabajo mal pagado de las haciendas un oficio digno y mejor remunerado. Este ejemplar aguanta viento, sol y toda clase de insectos.

Un guardaparque es un pescador, capitán de barco, marinero o timonel empleado por épocas en las flotas grandes de turismo. Llegada la escasez tras el abuso y reforzado el control después de naufragar voluntariamente, le hace una mueca al mar y firma contrato con esta institución para convertirse en celador de los Recursos Marino Costeros. El parque tiene tres lanchas oceánicas grandes; Sierra Negra, Yoska y Guadalupe River y más de 10 pequeñas llamadas Ranger. En el fondo de mi corazón la # 7, mi vehículo de la oficina en PNG en Floreana, en la que siempre viaje como Cleopatra, mejor dicho en todas, porque dicho por ellos mismos: en Galápagos una mujer siempre se embarca.

Un guardaparque es un periodista de radio, profesor de colegio, convertido en educador ambiental, un conocedor de la primera piedra al último sendero, desde Carmelina a Emperatriz Salgado, a uno y todos los colonos mas jodidos del lugar. Este ha capacitado desde médicos rurales hasta choferes de taxi y se las ingenia para auditar a cada funcionario extraño sin que uno se de cuenta. La hormiga Yanni me la hizo varias veces, me lavo el cerebro con la conservación.

Un guardaparque es un inglés de 30 y no tantos, nacido en Essex, que sabe que hacer con un monton de gringos de tercera edad y una turba de niños que terminan la primaria en un colegio privado. Es alguien que te dice como subir a la Sierra Negra, nadar con las tintoreras y hacer sushi de pulpo en un corto fin de semana en Isabela. Es alguien que siempre invita las bielas cuando nos encontramos en Pto Ayora y si ya dos noches libres coincidían, porque no subir después a la agradable finca que tiene en la parte alta, cualquier día.

Un guardaparque es un conocedor de los números, con la edad de Cristo. Llegado del continente a los 5 años, cargador de muelle, carpintero y estudiante brillante que termina una carrera universitaria, administrativo, economista. Que al alinearse en el Ministerio del Ambiente envían al primer mundo por mucho tiempo y al regreso lo vuelven jefe de la pequeña isla consentida. En la escena entro par aprender y en él la razón de las definiciones. (detalles en Amor Veneris). Aqui la foto reciente de mi última visita, en la que acompañe a ver el estado de la señalización.



Con todo el cariño del mundo para todos mis oficiales de conservación: Milton, Don Máximo ( a quien le debo otro post), Ramiro, Don Rosero, Hanibal, Saul, Yanni y Onivid.
De forma especial a Colin, por el disfrute.
Y sobre todo a mi parqueño favorito de todos los tiempos: el Eco.

Como dice mi colaboradora (con la que he compartido hasta mis guardaparques), si algo no se entendió, preguntar a Silvio.

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