viernes, 12 de diciembre de 2008

Sólo Alquile.

Porque quiero poner muchos clavos en las paredes y porque el “dueño de casa” es otra raza a cuya expansión no debemos seguir contribuyendo, fue lo que me dijo mi padre después de una hora de preguntarle porque era mejor irnos a vivir a una casa propia.

Conocí algunos espécimenes de esta raza. Alquilábamos el segundo piso de una casa mixta en el Cristo del Consuelo , Pancho Segura y Lizardo García, la señora Meche, primera de la lista, a menudo se emborrachaba y le daba las escrituras de la casa a mi papa, pensando que se la regalaba, mi mama lo creía también, un mal día nos fuimos, la casa la demolieron, no volví a ver a esta vieja, solo nos visito muchos años después, cuando ya compramos nuestra casa, creo que ahí finalmente perdono que la dejáramos, sentía que le debíamos amor y fidelidad eternas, después de siempre esperar cuando no teníamos completos los 12.000 sucres del arriendo, que casi siempre eran 24 o 36, la vi la ultima vez con la vecina doña Elsa, otra inquilina, a esta la conocí cuando llego a ocupar la mitad de la planta baja después del viaje sin retorno de la Petita a Canadá, tenía unos 40 años y los dedos de los pies deformados, en la casa de al lado vivía su familia y siempre les gritaba a sus hermanos, que la casa iba a ser de ella, porque ella era la única que había visto las escrituras que le mostró su padre, otro borracho.

El departamento que esta vez dejábamos quedaba en un edificio, Camilo Destruje y Tulcán, en el piso de abajo, una cooperativa de camiones que se llenaba por la madrugada, los motivos de la ruptura fueron siempre claros, cucarachas y Virginia Chipe, la amable dueña del inmueble, que me vio desnuda a los 11 años , una linda mañana en que abrió la puerta del baño, luego de abrir la de la casa, mientras yo me duchaba, hasta ahora pienso en cuales serian los motivos que la hicieron usar aquella copia de llave secreta, porque jamás creí en la historia de la fuga de agua en el tanque del servicio higiénico.

Como es mi mala costumbre, empecé a preguntar, a expertos e inexpertos sobre el asunto de las escrituras, mi mama dijo haber visto las de su casa, las firmo en la notaría, mi tía, abogada, aunque sus temas son los electorales,después de decir uf, dijo algo de la representación del dominio y el manejo de la propiedad en Alemania , Europa del Este y Estados Unidos, es marxista ella, mi otra tía, psicóloga, pensó que mi pregunta iba mas allá, hacia los bienes familiares, y se declaro ignorante, le falto decir que no sabía lo que era casa, mi abuela, ella fue la que armo relajo, cuando dijo que las de ella las guardaba bien, eran varias y nadie las había visto, fue dueña de casa, de una otra raza o solo subespecie, no podría decirlo objetivamente, a mí nunca me alquilo nada, lo que si tenía un dormitorio lleno de televisores, radios, sillas y demás artículos que tranquilamente podrían amoblar unos cinco departamentos, si alguien necesitaba un cuchillo, un exprimidor de frutas, o un regalo para boda y estaba chiro, ese era el lugar perfecto para acudir, los artefactos provenían de la mala cabeza de todo inquilino, que se compro algo y después se le olvido dejar para el arriendo.

Hoy en lugar de la “pajarera” hay un chifa, pero durante mucho tiempo vivieron estudiantes y comerciantes en la Portoviejo y Versalles, cerca del puente de el Guambra y la Universidad Central, la casa fue llamada así por todos los que admiramos la imaginación de mi abuela cuando en los anuncios ponía cosas como:


Cuarto pequeño para persona sola (indescriptible estrechez)
Local comercial en buena zona (panaderías alrededor)
Amplio departamento (lo que un día fue solo una cocina)



A los 17 años ya era yo callejera y visitaba, ingenua pero voluntariamente, el suburbio, en la 34 y Maracaibo, seis departamentos y tres pisos, quien recibía el dinero no vivía ahí, de él se podrían decir todas las perlas, habitaba en el terreno de junto, en una covacha con techo y paredes de techo, dormía todo el día en una hamaca, era un adicto, base supongo y solo una vez me contestó el saludo, paso junto a mí y me empujó, si supiera su nombre, lo pondría con gratitud, porque sus escrituras, unos papelitos que vi de lejos, un día que esperaba en el portal y que sus compañeros de clase guardan con verdadero celo, me hicieron también imaginar los motivos, pensé que todos, incluso este terriblemente descuidado ser, creyeron, e hicieron extensivo el termino de sagradas escrituras.

Bueno, yo si tengo una casa, en la que ya no vivo, es patrimonio familiar, con padres y hermana, cosa que no entiendo mucho, lo que si se es que me gustaba, esta garabateada, nunca nos resistimos a lo que sobra en un frasco de aerosol, mi papa la encontró después de gastar mucha gasolina, los dueños, que a mi parecer siempre lo serán, eran tres hermanos libaneses , o de alguno de esos orígenes que abundan en Guayaquil, lo sé porque creo que hasta ahora, en la planilla de luz sale ese apellido Neme Assef, tres solteros, el que sobrevivió nos vendió la casa, los otros murieron ahí y el cadáver del último fue sacado con la policía, tiempo después ayudamos a protagonizar la historia común de una casa que nadie compra, o que solo compraría una pareja sin ganas de ser dueños, huyendo de las plagas y los abusos de la vida de inquilino, con los privilegios de pertenecer a la clase sanduche y en una época en la que el MIDUVI, mas vivienda y esas cosas no existían, finalmente para bien, creo que ambas construcciones se andan cayendo.

He dejado varias veces la Sopeña, para vagar por lugares puros e impuros, de este país y el mundo. Llegamos ahí y fuimos siempre los que no pagaban el agua, los que no poníamos luces de navidad, los que no cerrábamos las puertas, los que nunca sembramos una planta, los que salían con maletas de madrugada y dejaban la casa botada; fuimos esa gente por 14 largos años, de los cuales desaparecí tres. Regreso para encontrar a mis vecinas más viejas y la noticia decepcionante de que están pintando mi casa, por dentro y por fuera, pregunto a mis dos sospechosos progenitores y se “lanzan la pelotita", no me queda más que violar mis principios y empezar a recolectar todos los números telefónicos, direcciones, buenas y malas ideas que apunte en las paredes y los que es peor, hacerme a la idea, de que el tiempo pudo con todo y ahora ellos tienen ganas de ser “Dueños de casa”.



































2 comentarios:

  1. Fabuloso de preincipio a fin.

    Como será sentirse dueño de casa??

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  2. Campesina te contesto:
    No sé, ni quiero saberlo.

    Gracias por venir a esta olvidada entrada.

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