viernes, 20 de febrero de 2009

La oveja negra

Ayer por la noche fuimos al encuentro de la flaca Jollie “la que tuvo un bebe (palabra sin acento)” en el desconocido bar con ojos, para ver a Willy Wong and the Brothers, que esta vez se acompañaba de Gustavo Pacheco. El encuentro local con Silvana y su “cónyuge de afro” como dijo la negra, era la revelación de que eso de la violencia en casa es puro cuento. Un montón de feministas locas tienen esas ideas, sin darse cuenta que existen las puertas para mujeres torpes y los asaltos. En fin, que la misma ex - diputada tiene una tonadilla chévere que se nos vino a la mente llamada “el ladrón”.



Han pasado 9 años desde que en un viaje a Olòn nos escapamos a pie para llegar al pueblo vecino. Eran justo estos mismos días de febrero, Willy Wong tocaba la batería, Jollie se enamoró al instante. Esa temporada viajamos otros dos fines de semana, hasta que terminó el pre-universitario.
Ya en la u, nos juntábamos en el “delicato” (comedor de la universidad). La negra se pegaba el viaje desde su campus cercano al Rìo, para fletarnos en la 14, rumbo al parque cercano a mi casa; lugar de grandes ideas, donde desgastamos el Homogenic de Bjork. La Sra. Enit, hacía de cómplice en mi casa, soportaba con el almuerzo- aún cuando no entendía nuestra descontrolada risa- necesaria para volver a las últimas clases. Hasta armamos un desafinado grupo de estudio, nunca superamos la salida del colegio y el hecho de que habíamos escogido carreras diferentes. Una vez Erika tenía un trabajo sobre lo Kitch en Guayaquil, Jollie justo andaba como luciérnaga con una cámara, al final resultó una exposición. Los días del montaje, yo sólo me sentaba en el piso de la sala de la Casa de la Cultura y sacaba mi gran libro verde.

El concierto de repertorio tìpico, un campo en que la gente sube y baja el mentòn con cada rebusca trillada, arrugan la frente cuando escuchan Hotel California. Estaba contando del artìculo New England de la mañana, sobre los tiempos de espera para atención de infartos cardiacos, Erika de unos catastros y la Jollie le grita a una señora:

Bailaaa Karla!! al oìdo me dijo que ojala y no se levante.
Saludó con todos en abrazo, les buscaba asientos sonriendo.
Le dije: Y ahora. ¿Tu tienes que ser pana de todos?
Uff, y algunas veces hasta decente. Respondiò.

Justo cuando nos queríamos convencer de nuestro “descole”, Willy alzò los palillos para dar puñaladas Deep Purple y de todo color: Smoke under the wather, Dont let me down, While my guitar gentil weeps. Y esa de los Jagger, en la que no paramos a bailar como siempre. La Jollie preguntó si hemos visto Mama Mía, bella película en la que unas amigas cincuetonas se encuentran en una isla, nos abrazamos.



Tengo ansiedad por volver a las noches en la emergencia y al hospital. Estoy segura de que voy a extrañarlas y que antes de que se acabe la década, habrán otros meses para reunirnos al puro desquite.

Después de dar a luz, Willie pintò el cuerpo de ella en el patio, el niño tiene 10 meses y toca la batería, no se parece a nadie, sòlo al niño más hermoso del mundo.
A las otras dos, militantes anti-couple, nos cachetearon. No nos dimos cuenta de que picadas a bárbaras, tendríamos que lidiar con la subversión .

Para mi flaca Jollie que anoche fue la primera del 82 que se nos adelantó a los 27.

3 comentarios:

  1. usted anda con ese telèfono de arriba a abajo tomando fotos a todo lo que se mueva.. oveja negra somos las 3 negrita, aùn no se ha dado cuenta? que me llegue pronto la desiluciòn digo la inspiraciòn.. por favooor! jaj

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  2. Erika Argelia Espin Reyes, te conozco bacalaà, aunque vengas disfrazada.
    Si, me esta dando la muletilla fotogràfica.

    A lo otro, jajajajjajajaja, una hora de risa.
    Ovejas con piel de oveja, no se puede describir.

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