domingo, 7 de febrero de 2010

Domingo siete

Olivia despertó por la mañana
como suele hacer la gente
más o menos con el sol.

Era un sábado más en su ventana,
era otra invitación para la suerte,

Olivia en su península poblada
por la lentitud del día,
por el tiempo sin hacer.



Olivia no sabía que la noche
tiende puentes de aguacero
para llegar a su umbral.


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