domingo, 11 de julio de 2010

Dont stop til you get enough

Fantasear es un ensayo.
Unos dìas de meses en este año, crecieron pegados en una hora, duran por algunos minutos y seràn el recuerdo de pocos segundos.

Hace poco tiempo, volvì a ejercitar las estrategias afinadas en cuatro largos años en los que he tenido que mudarme sola. Si bien, tenìa dominada la escena de maletas, vecinos nuevos e instalaciòn, estas estaban fallando en su contenido teòrico: nada de fantasmas, ni figuras, ni sàbanas frìas.
En el parque al que sòlo estaban permitidas las visitas guiadas se abriò una grieta y en ella creciò la incomodidad. Hasta ahora las pocimas de autosuficiencia adquiridas en el mercado habìan sido el remedio perfecto para cada rutina y su consumo disciplinado la inyecciòn de placer exacta.
¿ Què hacer en estos casos? Si a esta pelada la tenemos conocidìsima y es pana:
¡Soledad, hermana, no te hagas la gringa, que no te queda!

Reconocer el error ocurrido, cuando presa de la imprudencia una ha entregado espacios a las fantasìas, las vividas, las ajenas y las compartidas; estas mafiosas se convierten en verdugas, aprovechandose de ese paraìso alterno que siempre construimos hombres y mujeres para gozar del intercambio y perdernos.

La vida despuès se convierte en una constante lucha por contrarrestar el confort que llega de una llamada telefònica, de una larga carta, de la complicidad, de las inmensas frases de afecto y de las preguntas que seràn respondidas solo con el cuerpo. Cuando el futuro està presente asusta màs.




Antes que nada
yo quiero aclarar
que no es que estuviera,
tampoco pasándolo mal antes.



Aunque todavìa no crea en èl, de Jorgito sigo pensando que es un papacito, un excelente mùsico y un gran poeta, del resto -del amor y el odio- el sabe lo mismo que los demàs, por eso lo tengo de mi lado, en la playlist permanentemente aunque sus lìneas queden bien a manos de algùn intèrprete.

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