lunes, 28 de febrero de 2011

Argumentos Famosos

Mi padre me inscribió a los 4 años, era una pequeña escuela en los bajos de un teatro construído a las afueras de la ciudad. La Sociedad Femenina de Cultura supongo que eran un montón de viejas sin ocupación y una de esas viejas me daba clases de ballet. Mi hermana y yo dos niñas cachetoncitas y con mucho cabello teníamos que almorzar a la carrera, algunas veces solo "tomar el caldo" y coger la 11 hasta la calle Esmeraldas para luego tomar la 14 hasta la vía La Costa, mi madre con sus apretados jeans, mi hermanita y yo.

Entonces y ahora nos hacemos la misma pregunta, sobre todo acá tan lejos en medio del último café que compartíamos en el Campus, la semana pasada que llegó de visita. La encontre ya en una mesa y en el aire toda la tarde mientras escuchaba sus últimas recomendaciones por las calles empedradas y por los parques, era quizás la misma pregunta de ese entonces la que teníamos. ¿ Qué hacemos aqui ñaña?
Si, a las mismas cabezas zafadas que se les ocurrio enviarnos por acá eran las mismas que en aquel tiempo se les ocurrio meter a las niñas a las clases de ballet clásico.
Debo decir que no eran los únicos locos, teníamos otra amiguita que hacía el largo viaje hacia el sur y sus papas eran algo parecidos a los nuestros profesionales medio pelo que no creían en dejar a las niñas en casa. Nos hicimos amigos sin intimar, lo que pasa es que las clases terminaron y con ello la pandilla la 14. Debo decir que por esas épocas aquello era tomado como una tribu en Guayaquil, el transporte era tan malo, el invierno tan cruel, que sentias casi como un hermano a aquel que tomaba el mismo bus, incluso hasta ahora algunas veces me suelo identificada con la gente que reconoce y se reconoce en los números de las líneas que recuerdo de pequeña.

El ballet no terminó sino que siguió por mucho tiempo. En otra escuela que descubrió mi madre, era el típico ejemplo de aquellos lugares en el que el potencial humano se desperdiciaba y era mal utilizado. Mis maestras eran jóvenes bailarinas talentosisimas y adoradas mujeres que recuerdo con especial cariño las lamare M y G porque son muy famosas, algunas de las cuales son amigas hasta hoy y a pesar de que en mi pais no existe nada desente para esta profesión se mantienen bailando y dando clases. En fin, que este sucio lugar tenía un montón de exigencias que teniamos que aprobar una de ellas te enseñaba los guiones de las grandes obras del ballet, los coreografos y los bailarines con que se estrenó, mi profesora era una hermosa, alta y rubia bailarina que fumaba dentro del aula mientras nos explicaba y luego nos mostraba los videos de los que debiamos memorizar los 4 actos con sus tres distintos finales.

Nunca baile ni un fragmento de esta obra y pise muchas veces el teatro. De lo que si tengo recuerdos nitidos es del Cascanueses, los 5 meses de ensayos, las primeras uñas caídas, la dieta, los dolores musculares, las noches soñando, las noches de angustia, las lágrimas. Recuerdo que una vez G paro el ensayo a mitad y me puso al frente, lo afortunada que una adolescente puede sentirse con ocupar una primera fila o simplemente con que tu maestra se dirija a ti. Luego llegaron los trajes, el teatro, el maquillaje y el final.
Años después dejamos todas las escuelas de nuestras vidas, paulatinamente como en una escalera se fueron el ballet, el conservatorio y demás, porque aparece en escena una acaparadora asesina llamada la universidad y la maldita si que se prende como garrapata.


Hace dos semanas mi hermana se embarcó para casa con todos sus fierros (dos titulos de postgrado), por la madrugada tomó un taxi desde la residencia universitaria en que tuvo todos estos años habitación; sin luces, ni aplausos, mas bien en secreto. La última noche habiamos discutido porque pregunte por unas bufandas y unas medias que debia dejarme ya que le serían poco utiles en mi caliente ciudad, a lo que siempre dio un no rotundo. Luego le pregunte por su transatlanticos osos de peluche y me quede helada cuando supe que los regaló a Isabela, la hija de una amiga colombiana que hizo un verano cachueleando en una café. Nos dimos un beso en la oscuridad.


Sin sueño después encendí el computador. Cuando mi pequeña ya estaría llegando a Madrid terminé de ver Black Swan, al lado de la cama descubri que habia dejado la bolsa con las medias y todo lo que le pedi. Era esta una despedida realmente distinta, viajaba de regreso si sus juguetes y apresurada. Yo como siempre soy igual y como hace tiempo que no tenía tiempo para el drama, o como he perdido todo buen gusto, rompi a llorar con el baile final de la Portman y en medio de mi alucinación sin derecho alguno aparece la primera conversacion real:


Lupita llegó a Madrid dice que viaja con Jefferson Perez y Rolando Panchana ¿Quiénes son esos?
Son una "gente vip" de mi país, unos transformistas un peridista que es diputado y un deportista que es diputado también, ya no me acuerdo. Invitame a desayunar necesito un café.


La foto es del cumple de nuestras amiguitas, las dos una a cada lado de la santa somos mi hermana y yo.

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