Por encima de todos los artistas y de todos los mundos posibles es él parte de la enajenaciòn.
Cuando algo es inolvidable el nosotros le ganamos al tiempo, a este tiempo, al que sigue siendo mi dìa feliz: Silvio en Guayaquil, sigue siendo el mejor concierto por los siglos de los siglos. Ya lo dije. aqui, aqui y aqui.
He pensado que lo llevo en el bolsillo para sacarlo en los múltiples momentos incongruentes, para hacer la vida o lo que soy cada vez más difícil de entender, hacer que todo sea indescifrable e inhumano, como una tarea.
Si alguien encuentra algún pedazo puede hacerme reír, si intenta engranar la pieza y lo logra también puede recibir como medalla mi sorpresa, que siempre la tengo guardada para momentos especiales, pocos.
Ser etiquetada con esta música es un regalo que no tiene proporción, un privilegio que traduce mi nublada obsesión.
Si, hagàmoslo màs de una vez.
Más de una vez me han echado a la calle
por reír donde debo estar llorando,
por llorar donde debo estar riendo,
por callar donde debo estar hablando,
por hablar donde debo estar callado,
por hablar en voz baja de la fe,
por hablar en voz alta del amor.
Más de una vez al año hago
algo que no se puede hacer:
pateo una piedra, levanto polvo
que da deseos de toser.
Me lleno entonces de optimismo,
algo solemne quiero hablar,
pero la piedra me cae encima
y nunca puedo terminar.
Más de una vez me han echado a la calle
por no sentir respeto por las flores,
por derramar comida en los manteles,
por darle de mi alcohol a algunos niños,
por desnudar deprisa a mis mujeres.
Más de una vez no tengo diversión,
más de una vez no tengo invitación.
Más de una vez me han echado a la calle
por correr donde duermen los enfermos,
por fumar en los palcos del teatro,
por hacerle una mueca a mi maestro,
por llevar la cicuta en el bolsillo
desde que iba al colegio con un perro,
desde que me rompían la cabeza
por hablar demasiado del horror
y decirle asesino a un pescador.
He pensado que lo llevo en el bolsillo para sacarlo en los múltiples momentos incongruentes, para hacer la vida o lo que soy cada vez más difícil de entender, hacer que todo sea indescifrable e inhumano, como una tarea.
Si alguien encuentra algún pedazo puede hacerme reír, si intenta engranar la pieza y lo logra también puede recibir como medalla mi sorpresa, que siempre la tengo guardada para momentos especiales, pocos.
Ser etiquetada con esta música es un regalo que no tiene proporción, un privilegio que traduce mi nublada obsesión.
Si, hagàmoslo màs de una vez.
Más de una vez me han echado a la calle
por reír donde debo estar llorando,
por llorar donde debo estar riendo,
por callar donde debo estar hablando,
por hablar donde debo estar callado,
por hablar en voz baja de la fe,
por hablar en voz alta del amor.
Más de una vez al año hago
algo que no se puede hacer:
pateo una piedra, levanto polvo
que da deseos de toser.
Me lleno entonces de optimismo,
algo solemne quiero hablar,
pero la piedra me cae encima
y nunca puedo terminar.
Más de una vez me han echado a la calle
por no sentir respeto por las flores,
por derramar comida en los manteles,
por darle de mi alcohol a algunos niños,
por desnudar deprisa a mis mujeres.
Más de una vez no tengo diversión,
más de una vez no tengo invitación.
Más de una vez me han echado a la calle
por correr donde duermen los enfermos,
por fumar en los palcos del teatro,
por hacerle una mueca a mi maestro,
por llevar la cicuta en el bolsillo
desde que iba al colegio con un perro,
desde que me rompían la cabeza
por hablar demasiado del horror
y decirle asesino a un pescador.
Silvio Rodrìguez (1969)
PD: La canciòn enviada por off tenìa marcado el destino y la subo porque es perfecta y porque de vez en cuando puedo agradecer los regalos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario