Podría no escribir nada por imposible de
resumir, por largo que me pudiera quedar, por corto que se quede el homenaje o
por lo angustioso que es recordar.
Hasta ahora mis intentos son recuerdos que
se agolpan para salir, como los gases de esos últimos cólicos que le dieron a
mi padre y que intente calmar con una compresa caliente en el abdomen. Digo
también que no puedo escribir nada porque si bien la tristeza es de tanta gente que le quería, para mí aún está todo lleno de dolor, no
solo del que comparto con todos, sino del de la enfermedad agresiva y apurada
que lo mató.
Podría decir que esto empezó hace dos meses
cuando íbamos peleando rumbo a la emergencia del hospital, o hace unos más que
llegue de fuera, o hace unos cuatro años que apareció en Santiago de Compostela
y nos fuimos a Portugal (rollo de otro post). También pudo haber empezado en
Esmeraldas donde llegó a recogerme una vez entregaba una de tantas guardias en
el Hospital de Muisne, donde lo presentè con toda mi negrantada y bajamos conduciendo
con nuestra bolsa de conchas, recto sin parar, a merendar en Pedernales. Todo lo arrasado por
el terremoto. Nunca le gusto ese destino y al final dejè el empleo.
O cuando hacía las conferencias telefónicas
desde la Isla Floreana en Galápagos para pedirle las cajas de víveres que me
enviaba, para mí y mis colonos, porque así era él – nadie come solo decía- o antes el mismo día del sorteo de médico rural, en que se sentó escondido entre las gradas
mirando al mapa del Ecuador para verificar el puesto de salud al que tendrìa que viajar.
Y, el comienzo podría ser la noche que salíamos
soplados y a gritos desde nuestra casa en el sur hasta el auditorio de la
Universidad Católica para mi graduación a la que llegamos tarde por tanto
vestido que me tuve que probar.
Parece un principio el del día en que me fui a Holanda a rotar en ese Hospital tan lejos y me embarcó ilusionado, el país estaba mal y todos buscábamos Europa. Pero quizás empezó luego, en una guardia del Hospital Teodoro Maldonado a las que llegaba a llevarme la cena, y las que lo tenían ya tan harto después de un año que decìa “esta hijeputa tenía que salir a las ocho de la mañana y ya es medio dìa, se cree la dueña del IESS”. Si, muchas veces yo doblaba turno y él fue el primero en notar mi adicción al hospital.
Es probable que el comienzo fuè de estudiante cuando me llevaba al Vernaza, al ETS 1, al psiquiátrico, al Hospital Guayaquil y entre los trayectos con mis compañeros mientras nos hacìa comer encebollado. De pronto la cosa arrancò esa tarde en que regresé a casa de mi abuela a almorzar y decirle que había logrado ingresar a la Facultad de Medicina, o la que puso el dinero sobre la mesa para que me matricule en el preuniversitario.
Parece un principio el del día en que me fui a Holanda a rotar en ese Hospital tan lejos y me embarcó ilusionado, el país estaba mal y todos buscábamos Europa. Pero quizás empezó luego, en una guardia del Hospital Teodoro Maldonado a las que llegaba a llevarme la cena, y las que lo tenían ya tan harto después de un año que decìa “esta hijeputa tenía que salir a las ocho de la mañana y ya es medio dìa, se cree la dueña del IESS”. Si, muchas veces yo doblaba turno y él fue el primero en notar mi adicción al hospital.
Es probable que el comienzo fuè de estudiante cuando me llevaba al Vernaza, al ETS 1, al psiquiátrico, al Hospital Guayaquil y entre los trayectos con mis compañeros mientras nos hacìa comer encebollado. De pronto la cosa arrancò esa tarde en que regresé a casa de mi abuela a almorzar y decirle que había logrado ingresar a la Facultad de Medicina, o la que puso el dinero sobre la mesa para que me matricule en el preuniversitario.
Si lo pienso, bien puede ser que empezara
cuando llevaba aún el uniforme del Rita y me dijo sin empacho escoges
bachillerato en ciencias y luego estudias medicina. Sin embargo, es altamente probable que
este fuera un plan que tenía antes, utilizando sus palabras algo que “ya estaba
maquinado”.
El final si, el final lo tengo claro,
porque los dolores tan fuertes son así, no deja espacio a la duda. Fue el lunes
3 de octubre cuando la dosis de fentanyl
y los rescates de morfina no hacían su
trabajo , que dio su último imperativo; fue cuando mirándonos profundamente pudimos
por primera vez ponernos de acuerdo en algo, había que apagar las luces… los dos…, solos. Porque las
personas como él y yo sabemos que allí todo había terminado.
Me autorizó sedarlo y llegar a casa junto a
mi madre y mi hermana.
Walter Pàez Moreno. Alias Comandante Chernenko. Alias Walterio. Ingeniero Agrònomo, Artista grabador, Revolucionario y el mejor padre, Quito 4 de julio de 1950- Guayaquil 3 de octubre del 2016 |
Desde que falleciò en la prensa le han dedicado reportajes y notas. Aquì algunas.
http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/cultura/7/walter-paez-sono-con-una-calcografia-nacional
http://expreso.ec/guayaquil/fallece-artista-grabado-walter-paez-ecuador-quiteno-BA741267#.V_V3M_jf76o.twitter
http://m.eluniverso.com/vida-estilo/2016/10/04/nota/5837452/cenizas-walter-paez-se-esparciran-estero-salado-guayaquil#page
http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/cultura/7/walter-paez-sono-con-una-calcografia-nacional
http://expreso.ec/guayaquil/fallece-artista-grabado-walter-paez-ecuador-quiteno-BA741267#.V_V3M_jf76o.twitter
http://m.eluniverso.com/vida-estilo/2016/10/04/nota/5837452/cenizas-walter-paez-se-esparciran-estero-salado-guayaquil#page
http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/cultura/7/walter-paez-dejo-abiertas-las-ventanas-de-su-taller
https://www.facebook.com/franklin.briones1/posts/10206382905646152?comment_id=10206423757787430¬if_t=feed_comment_reply¬if_id=14761471597
91822
NOTA: Mi padre Walter Enrique Páez Moreno entró el 14 de agosto a la emergencia del Hospital Teodoro Maldonado Carbo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS Guayaquil con una ictericia a investigar, fue ingresado a la Unidad Técnica de Gastroenterologia en donde lo estabilizaron y diagnósticaron de un colangiocarcinoma, patología agresiva y letal, sin posibilidad de actuación. Fue atendido en consulta privada del Dr. Eduardo Marriot Díaz. Recibió cuidados en el Hospital de los Valles en Quito y murió en Guayaquil, en nuestra casa en Miraflores bajo sedación paliativa en domicilio, fui yo, su hija Amanda Pàez García quien hizo el diagnostico de muerte a las 23:24 del lunes 3 de octubre del 2016.
https://www.facebook.com/franklin.briones1/posts/10206382905646152?comment_id=10206423757787430¬if_t=feed_comment_reply¬if_id=14761471597
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NOTA: Mi padre Walter Enrique Páez Moreno entró el 14 de agosto a la emergencia del Hospital Teodoro Maldonado Carbo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS Guayaquil con una ictericia a investigar, fue ingresado a la Unidad Técnica de Gastroenterologia en donde lo estabilizaron y diagnósticaron de un colangiocarcinoma, patología agresiva y letal, sin posibilidad de actuación. Fue atendido en consulta privada del Dr. Eduardo Marriot Díaz. Recibió cuidados en el Hospital de los Valles en Quito y murió en Guayaquil, en nuestra casa en Miraflores bajo sedación paliativa en domicilio, fui yo, su hija Amanda Pàez García quien hizo el diagnostico de muerte a las 23:24 del lunes 3 de octubre del 2016.